SOBRE MÍ
Desde que tengo uso de razón siempre he disfrutado relacionándome con otras personas, no he tolerado las injusticias y, siempre que he podido, he intentado intermediar para resolver conflictos.
Por eso estudié derecho.
Porque entendía que era el medio idóneo mediante el cual podía ayudar a otras personas a resolver sus problemas.
Desde entonces puedo decir con satisfacción, por lo que significa para mis clientes, que he obtenido destacados resultados favorables que les han ayudado a mejorar su vida.
Siempre presto mis servicios con independencia, rigor y compromiso, buscando soluciones realistas, justas, eficientes y con un enfoque eminentemente práctico.
Por experiencia sé (cuando estudiaba derecho fui fraile antes que monje) que el derecho es un mundo muy árido para muchas personas, tanto por su amplitud como por la terminología que empleamos o la forma que tenemos de expresarnos.
Además, por mi actividad, soy consciente de que quién acude a mí es por necesidad y, normalmente, por situaciones bastante complejas.
Por eso siempre intento implicarme al máximo, ser cercana, transparente, utilizar un lenguaje comprensible y evitar realizar juicios de valor.
Pero, para poder ayudarte, necesito que confíes en mí. La confianza es la clave de todo.
¿A ti te gusta que te engañen? Supongo que no… Pues a mí tampoco.
Me gusta ser realista, clara y no prometer cosas imposibles. Por eso sólo podré prestarte una defensa eficaz y un acompañamiento integral durante todo el proceso legal si la confianza es mutua.
Si crees que puedo serte de ayuda para solucionar tu problema de forma legal y justa, contáctame.
Hablaremos sin compromiso y te diré si realmente soy quién estás buscando.